Son en su mayoría, varones
sanos, con estudios universitarios, trabajan, son personas normales, con buen
funcionamiento social; desde la infancia conviven con un anhelo persistente,
abrumador, irreductible e inconfesable: convertirse en amputados. Son los
Amputee Wannabees o Wannabees y, por increíble que parezca, no son casos
aislados. Muchos saben, no solo cual, sino el nivel exacto de amputación que
desean habitualmente la pierna izquierda por encima de la rodilla. Se trata de
una parte perfectamente sana del cuerpo pero percibida por ellos como ajena o
incongruente con su imagen corporal. Unos pocos han conseguido que un cirujano
hiciera el trabajo en un quirófano, algunos han llegado a extremos como introducir
durante horas su pierna en hielo, a dispararse o a poner la pierna en las vías
del tren y la cirugía ha hecho el resto; otros han acudido a un sórdido
“mercado negro” donde han logrado su amputación o han encontrado la muerte; la mayoría
siguen viviendo en conflicto con su cuerpo. Quienes lo han conseguido por uno u
otro método dicen que su tormento ha terminado y no se arrepienten. Hasta
entonces han convivido con un miembro que experimentaban como un impedimento
para sentir su cuerpo como un todo. La paradoja del “menos es más”. Estas
personas se ven a sí mismas con un miembro amputado más completas, más
capaces. Nadie hasta el momento, ni siquiera los propios wannabees, pueden
explicar el por qué de su obsesión. Ellos mismos reconocen lo extravagante e
incomprensible de su deseo aunque ese reconocimiento no ha servido en ningún
momento para apartarles de él. Consideran que su sufrimiento se debe tanto al
hecho de tener un deseo insatisfecho, como a verse obligados a vivir en un
cuerpo que no les corresponde y defienden la cirugía como tratamiento. De las
situaciones que se proponen como implicadas en el origen, están: la visión de
un amputado en la infancia imprimiría en el psiquismo del niño un sentimiento
de que esa deberá́ ser su imagen corporal; el niño no se siente amado y
convirtiéndose en amputado atraería amor y simpatía. Otras lo han hecho por su
fragilidad y falta de constatación: el deseo es una manifestación externa de un
conflicto interno irresuelto; existe una lesión estructural o funcional del
córtex cerebral relacionada con los miembros. Es un trastorno de la identidad
corporal al que equiparan con otros trastornos de la identidad corporal como el
trastorno dismórfico corporal o el trastorno de identidad sexual.
Nunca antes había escuchado este término aunque sí había escuchado de la existencia de un trastorno mental de estas características. Me aterroriza un poco que esto en realidad exista y que los pacientes lo lleven a cabo de maneras tan absurdas.
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